MELASMA Y SU TRATAMIENTO

 

El melasma es una afección dermatológica común caracterizada por la aparición de manchas oscuras en la piel, principalmente en áreas expuestas al sol, como la cara. Aunque no representa un riesgo para la salud, puede afectar significativamente la autoestima y la calidad de vida de quienes lo padecen.

 

Causas y Factores de Riesgo

 

El melasma es multifactorial, lo que significa que puede ser causado por una combinación de factores genéticos, hormonales y ambientales. Entre los factores de riesgo más comunes se incluyen:

 

  1. Exposición al sol: La radiación ultravioleta (UV) es el principal desencadenante del melasma. La exposición prolongada y sin protección al sol puede agravar la condición.
  2. Cambios hormonales: Es frecuente durante el embarazo (donde se le conoce como cloasma o «máscara del embarazo»), el uso de anticonceptivos hormonales y la terapia hormonal sustitutiva.
  3. Factores genéticos: La predisposición genética juega un papel importante, ya que el melasma es más común en personas con antecedentes familiares de la enfermedad.
  4. Medicamentos y productos cosméticos: Algunos medicamentos y cosméticos pueden provocar fotosensibilidad, aumentando el riesgo de melasma.

 

Síntomas

 

El principal síntoma del melasma es la aparición de manchas oscuras e irregulares en la piel. Estas manchas suelen ser de color marrón claro a oscuro y se presentan principalmente en las siguientes áreas:

 

– Frente

– Mejillas

– Puente de la nariz

– Labio superior

– Mentón

 

En casos menos comunes, también puede aparecer en el cuello y los antebrazos.

 

Diagnóstico

 

El diagnóstico del melasma generalmente se realiza mediante un examen visual de la piel. En algunos casos, el dermatólogo puede utilizar una lámpara de Wood, que emite luz ultravioleta para observar mejor la pigmentación y determinar la profundidad de las manchas.

 

Tratamiento

 

El tratamiento del melasma puede ser desafiante y requiere un enfoque multifacético. Las opciones de tratamiento incluyen:

 

  1. Protección solar: Es fundamental usar protector solar de amplio espectro todos los días, incluso en días nublados, y reaplicarlo cada dos horas si se está al aire libre.
  2. Medicamentos tópicos: Los despigmentantes, como la hidroquinona, tretinoína, y ácido azelaico, pueden ayudar a aclarar las manchas. También se utilizan combinaciones de estos agentes.
  3. Procedimientos estéticos: Tratamientos como los peelings químicos, la microdermoabrasión y el láser pueden ser efectivos en algunos casos, pero deben ser realizados por profesionales experimentados para evitar complicaciones.
  4. Tratamientos orales: En algunos casos, los dermatólogos pueden recetar medicamentos orales, como el ácido tranexámico, que ha mostrado eficacia en la reducción del melasma.

 

Prevención

 

La prevención del melasma se centra principalmente en la protección solar y el uso de productos suaves para la piel. Algunas recomendaciones incluyen:

 

– Aplicar protector solar diariamente, incluso en días nublados.

– Usar sombreros de ala ancha y ropa protectora cuando se esté al aire libre.

– Evitar la exposición al sol durante las horas pico (10 a.m. a 4 p.m.).

– Utilizar productos para el cuidado de la piel que no irriten o sensibilicen la piel.

 

Conclusión

 

El melasma es una condición dermatológica común que, aunque no es peligrosa, puede afectar la calidad de vida de quienes lo padecen. La comprensión de sus causas y factores de riesgo, junto con un enfoque adecuado para su tratamiento y prevención, puede ayudar a manejar eficazmente esta afección y mejorar la apariencia de la piel. Si se sospecha de melasma, es importante consultar a un dermatólogo para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.

 

SOLAB seguirá siendo el aliado de tu salud, siempre cuenta con nosotros.

 

Dr. José David Florez Janica
Médico Especialista en Salud Ocupacional
Registro 0119

Nuestros artículos son meramente informativos. Cualquier tratamiento o uso de medicamentos, siempre requiere la supervisión de un profesional de la salud, que identifique la enfermedad y tratamiento adecuado, incluidas las condiciones particulares del paciente.