ESPONDILITIS ANQUILOSANTE: Una Guía Completa
La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad crónica inflamatoria que afecta principalmente las articulaciones de la columna vertebral, causando dolor, rigidez y, en casos avanzados, fusión de las vértebras. Esto puede llevar a una postura encorvada y limitar la movilidad. También se clasifica como una forma de artritis inflamatoria del grupo de las espondiloartropatías.
Causas y Factores de Riesgo
La causa exacta de la espondilitis anquilosante es desconocida, pero se cree que resulta de una interacción entre factores genéticos y ambientales. Entre los factores clave destacan:
- Genética:
- La mayoría de los pacientes con EA tienen un gen llamado HLA-B27. Sin embargo, no todos los portadores de este gen desarrollan la enfermedad.
- Factores ambientales:
- Infecciones bacterianas o eventos inmunológicos pueden contribuir a desencadenar la enfermedad en personas predispuestas.
Síntomas
Los síntomas varían de una persona a otra y pueden evolucionar con el tiempo. Los más comunes incluyen:
- Dolor y rigidez:
- Principalmente en la parte baja de la espalda y las caderas, que suele ser más intenso durante la noche o tras periodos de inactividad.
- Mejora con el movimiento y el ejercicio.
- Afectación de la columna:
- Rigidez progresiva que puede extenderse al cuello y las costillas, dificultando la respiración profunda.
- Inflamación de otras articulaciones:
- Hombros, caderas y rodillas pueden verse afectadas.
- Manifestaciones no articulares:
- Uveítis (inflamación del ojo): Causa dolor ocular, visión borrosa y sensibilidad a la luz.
- Fatiga crónica.
- Problemas cardiovasculares y pulmonares en etapas avanzadas.
Diagnóstico
El diagnóstico temprano es crucial pero puede ser desafiante debido a que los síntomas iniciales son comunes a otras afecciones. Las principales herramientas de diagnóstico incluyen:
- Historial clínico y exploración física:
- Se evalúa la movilidad de la columna, la presencia de dolor e inflamación en otras articulaciones.
- Estudios de imagen:
- Radiografías: Pueden mostrar signos de inflamación y cambios estructurales en etapas más avanzadas.
- Resonancia magnética (RM): Detecta inflamación en etapas tempranas antes de que haya daño irreversible.
- Pruebas de laboratorio:
- Marcadores inflamatorios (VSG, PCR) suelen estar elevados.
- Prueba genética para el gen HLA-B27.
Tratamiento
Aunque no tiene cura, el tratamiento busca aliviar los síntomas, mantener la movilidad y prevenir complicaciones. Las opciones incluyen:
- Medicamentos:
- Antiinflamatorios no esteroides (AINEs): Primera línea de tratamiento para controlar el dolor y la inflamación.
- Bloqueadores del factor de necrosis tumoral (anti-TNF): Terapia biológica eficaz para controlar la enfermedad en casos moderados a severos.
- Inhibidores de la interleucina 17 (IL-17): Opción para pacientes que no responden a anti-TNF.
- Fisioterapia y ejercicio:
- Mejoran la flexibilidad, fortalecen los músculos y mantienen la postura adecuada.
- Ejercicios específicos, como natación y estiramientos, son altamente recomendados.
- Cirugía:
- Rara vez necesaria, pero se considera en casos de daño articular severo o deformidad grave.
Complicaciones
- Fusión espinal:
- Puede llevar a una postura encorvada o problemas respiratorios.
- Uveítis recurrente:
- Puede causar complicaciones visuales si no se trata a tiempo.
- Complicaciones cardiovasculares:
- Mayor riesgo de enfermedad cardíaca, especialmente de aorta.
- Osteoporosis:
- Incrementa el riesgo de fracturas vertebrales.
Calidad de Vida y Pronóstico
Con un diagnóstico temprano y un manejo adecuado, muchas personas con espondilitis anquilosante pueden llevar una vida activa y productiva. Es fundamental el trabajo conjunto entre el paciente, reumatólogos y fisioterapeutas para minimizar las limitaciones funcionales y mantener una buena calidad de vida.
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Dr. José David Florez Janica
Médico Especialista en Salud Ocupacional
Registro 0119
Nuestros artículos son meramente informativos. Cualquier tratamiento o uso de medicamentos, siempre requiere la supervisión de un profesional de la salud, que identifique la enfermedad y tratamiento adecuado, incluidas las condiciones particulares del paciente.